viernes, 12 de agosto de 2011

Codo con codo

Las Jornadas Mundiales de la Juventud, lejos de ser, como se dice por ahí, un espectáculo, una manifestación o una ostentación (opiniones vertidas mayormente por quienes no las están viviendo desde dentro), son, ante todo, una escuela de eclesialidad. Un curso, bastante intensivo, que nos enseña, de forma visible, muchas cosas que el resto del tiempo nos son mucho menos evidentes (o les prestamos menos atención). Hablo, por supuesto, de la comunión eclesial, que podremos contemplar manifestada entre los hermanos que nos vamos a reunir; también, de la universalidad de la Iglesia, que se nos va a hacer mucho más notoria al contemplar todas esas banderas, colores, lenguas y manifestaciones culturales; también me refiero a la alegría que habita en el corazón de quienes tienen a Dios, que se derrochará en esta gran fiesta... 
Pero hay muchas otras cosas que estamos aprendiendo de forma totalmente práctica gracias a la preparación de la JMJ. En estos días previos, los voluntarios y colaboradores que estamos preparando la acogida a los peregrinos, recibiendo el material que necesitan en los colegios, institutos y polideportivos, aclimatándolo todo para que se sientan en casa, estamos recibiendo una serie de lecciones que, partiendo de algo tan concreto como son estas tareas, podemos extrapolar a todos los ámbitos de nuestra vida y de nuestra vocación concreta.
Imagen tomada de jmj2011.scouts.es
En primer lugar, la importancia y la urgencia de trabajar mano a mano, codo con codo, en continua comunicación (facturas de teléfono: ¿quién dijo miedo?), atento en todo momento a lo que cada uno puede aportar. El valor que tiene ser creativo en lo que a cada uno le ha sido encomendado, pero también la atención, el intercambio de opiniones y propuestas, el estar ahí para aportar pero también para responder a lo que el otro necesite.
Por otro lado, el valor de la fidelidad a la palabra dada. El ser consecuente con el "sí" pronunciado. En este caso, vuelve a ser para cosas muy concretas, pero bien dice el señor que "el que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar" (Lucas 16, 10). Y un "sí" para toda la vida se compone de muchos pequeños "síes" diarios.
Y, desde luego, con la tarea en estos días nos damos cuenta de lo importante y lo urgente que es rogar a dueño de la mies que mande obreros a su mies, obreros de todas las clases y para todas las tareas necesarias, y de nuestra responsabilidad en esta tarea. Al vernos a veces faltos de manos, nos damos cuenta de lo importante de compartir con los demás tanto nuestro esfuerzo como nuestra alegría. Cuántas personas de mi edad estarán pasando un verano anodino, como yo tantas veces, desconociendo la grandeza de lo que se está preparando y de lo que ya está aquí. Aunque esta grandeza implique, desde luego, pasar apuros.
Admiro profundamente a todas y cada una de las personas que se están desgastando por el Señor y por los hermanos en esta JMJ. Y agradezco todo lo que ello nos está enseñando, de bueno y de malo,ya que todo es para bien. Ojalá lo guardemos todo en el corazón, y no nos cerremos a seguir aprendiendo de manera tan especial durante estos días.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me he hecho seguidora tuya, no sé porqué no ha salido la foto, bueno ... también te he enlazado.
Enhorabuena a los voluntarios por lo bien que está resultando todo en estas Jornadas.

Angelo dijo...

TE HE DEJADO UNN REGALO EN MI BLOG