viernes, 29 de marzo de 2013

Ecce homo

Volvió a salir Pilato y les dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en él.» Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Díceles Pilato: «Aquí tenéis al hombre» Jn. 19, 4-5
Este «aquí tenéis al hombre» es, en la versión latina, ese ecce homo, término que ha pasado a designar tradicionalmente a la imagen torturada y desfigurada de Cristo, y que en tiempos recientes ha vuelto a estar de actualidad (y también por una imagen desfigurada).

Dos simples palabras, que tal vez fueron pronunciadas por rutina jurídica o por no encontrarse otras mejores para tan tremenda situación y que, sin embargo, pueden decir mucho. Yo, al menos, encuentro tras ellas cuatro posibles mensajes:
Munkácsy, Ecce homo! (sketch) (detalle)

  • Aquí tenéis al hombre. La primera, la más obvia: aquí tenéis a aquel a quien me habéis entregado para que lleve a la muerte; aquí tenéis al hombre que tanta aversión y terror os causa, al hombre cuya sangre habéis querido verter; aquí lo tenéis, tal y como queríais... Tal vez Pilato pensó que esta visión disuaría a la multitud condenatoria. Pero no fue así.
  • Aquí tenéis lo que es el hombre. A esto puede ser reducido. Sin grandezas, sin hermosuras, apenas sin piel. La mínima expresión de lo que puede ser reconocido como humano, pues a veces lo que se tiende a identificar como humano no es sino capa que cubre la nada.
  • Aquí tenéis de lo que es capaz el hombre. A esto habéis llegado. De esto es capaz la humanidad. Vosotros, que lo condenáis, y los millones que vendrán después, con todas sus masacres, sus crímenes, sus injusticias. Todo ello reflejado en este rostro.
  • Aquí tenéis al Hombre. Este es el verdadero rostro del ser humano: el que se entrega hasta el extremo por amor. El verdadero sentido del hombre, descifrado en el rostro de Cristo. Aquí tenéis aquello que os ha de definir, a Aquel que os ha de definir.
Probablemente cada uno haya encontrado muchos más significados en esas palabras, como en cada palabra, gesto e imagen de los que recorremos durante estos días santos.

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