martes, 1 de diciembre de 2009

Piensa...

Creí que todo aquel revuelo sobre las palabras de Benedicto XVI acerca del preservativo ya se había calmado un poco, y sin embargo, ayer mismo, viendo Sé lo que hicisteis, me di cuenta de que estaba equivocada. Allí respondían a un vídeo de Intereconomía donde se daban "razones" (por llamarlas de alguna manera) que trataban de apoyar la postura del Pontífice. Flaco favor el de Intereconomía, desde luego, si atendemos a esas "razones": que en África hace mucho calor y hay mucha humedad, lo que impide que el condón se conserve bien; que hay que tener cuidado con las uñas, y en África no es que tengan muy buena manicura; y que ¿cómo van a leer el prospecto de la caja de condones, si en África la mayoría no sabe leer?...


En fin, me ahorraré respuestas a estas tres absurdeces, porque en el vídeo ya responden Ángel Martín y los suyos y porque yo quiero ir a algo más central... Por su parte, La Sexta ofrece, cómo no, la postura cómoda, correcta según los patrones que se han impuesto, y que impide o entorpece cualquier posibilidad de ver más allá. Es su dinámica habitual, así que nada nuevo bajo el sol.
El caso es que esta vez Intereconomía se lo ha puesto muy fácil. ¿Por qué? porque muchos de quienes se meten con las posturas de la Iglesia suelen hacerlo desde asuntos coyunturales, secundarios, superficiales... y ahora Intereconomía les responde también desde la superficialidad, y además una superficialidad que da risa. Cuando el Papa dijo lo que dijo lo hizo desde una visión antropológica profunda, no desde la cuestión de si los condones son cómodos o se rompen más con el calor. Citaré esas palabras por si alguien no las conoce bien e insulta desde el desconocimiento, lo cual no diría nada bueno sobre él/ella:




P. Santidad, entre los muchos males que afligen a África, destaca el de la difusión del sida. La postura de la Iglesia católica sobre el modo de luchar contra él a menudo no se considera realista ni eficaz. ¿Afrontará este tema durante el viaje? (Philippe Visseyrias de France 2).
R. Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el sida es precisamente la Iglesia católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la Comunidad de San Egidio que hace mucho, visible e invisiblemente, en la lucha contra el sida, en los Camilos, en tantas otras cosas, en todas las religiosas que están al servicio de los enfermos... Diría que no se puede superar este problema del sida sólo con dinero, aunque éste sea necesario; pero si no hay alma, si los africanos no ayudan (comprometiendo la responsabilidad personal), no se puede solucionar este flagelo distribuyendo preservativos; al contrario, aumentan el problema. La solución sólo puede ser doble: la primera, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que conlleve una nueva forma de comportarse el uno con el otro; y la segunda, una verdadera amistad también y sobre todo con las personas que sufren; una disponibilidad, aun a costa de sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Éstos son los factores que ayudan y que traen progresos visibles.
Por tanto, yo diría que nuestras dos fuerzas son éstas: renovar al hombre interiormente, darle fuerza espiritual y humana para un comportamiento correcto con respecto a su propio cuerpo y al de los demás, y esa capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer presente en las situaciones de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y la Iglesia hace esto; así da una contribución muy grande e importante. Damos las gracias a todos los que lo hacen.
(El texto está sacado de la fuente oficial, los destacados y enlaces son míos)

Pues bien, parece que la cosa trata de algo mucho más serio, más humano, mas central y más realista que el calor o la manicura de los africanos. Trata de la educación integral, del respeto mutuo, del valor humano de la sexualidad, del amor y la solidaridad con el enfermo... Vamos, esas ideas tan "malvadas" con las que la Iglesia quiere dominar el mundo.
Una de las defensas más razonables a las palabras del Papa fue la del dr. Edward Green, experto en SIDA  de la Universidad de Harvard, agnóstico para más señas, y que desde el profundo conocimiento de la realidad del SIDA en África (al contrario que muchos a los que les encanta hablar sin tener ni idea) ha afirmado que "El Papa tiene razón" (si hacéis click en el enlace veréis los argumentos, interesantísimos y certeros). Desde otra perspectiva pero también favorable al Papa se pronunció la fundadora y directora de la ONG Meeting Point International, Kampala (Uganda), Rose Busingye, alguien a quien tampoco es ajena la realidad del SIDA.
Sin embargo, y como siempre, la comodidad prima ante la verdad. El condón, en muchos casos, más que una funda que cubre el pene, parece ser utilizado como una funda ideológica que cubre la capacidad de las personas para orientar su propia sexualidad, ya que, ¿para qué plantearse vivir una sexualidad responsable, plena y amorosa cuando puedes ser un insensible que practica sexo con quien se le ponga delante (sin importarte quién sea en realidad) y que se pone un condón para evitar consecuencias incómodas?

Hoy he visto que las Juventudes Socialistas han lanzado una campaña en la que se anima al uso del condón como única prevención de embarazos no deseados. Su cartel reza (perdón por lo de "rezar"): "Si piensas en el preservativo no tendrás que pensar en el aborto"... bien, yo lo último lo quitaría. A ver qué tal queda:



Hoy es el Día Mundial del SIDA. El año pasado, alguien dejó en la puerta de la capilla de mi Universidad publicidad de este día, a modo (supongo) de protesta. Sin embargo, como ya he tratado de referir más arriba, la Iglesia no ha dado nunca la espalda a la realidad del SIDA. Bien al contrario, nuestra postura es tan criticada porque no vemos humanamente justo que se quiera combatir con una simple barrera momentánea. Porque tratamos de ver a la persona que hay detrás de la enfermedad más que a la propia enfermedad.
Cerca de aquí, en Aranjuez, hay un centro de acogida a enfermos de SIDA (muchos de ellos desahuciados por el resto de la sociedad), llamado Basida, que va camino de cumplir 20 años. Por si a alguien le interesa conocer esta realidad, os remito al programa de actividades para la conmemoración de su XIX aniversario.

Y a todos, os animo a pensar un poco más allá de lo que nos venden. A veces es difícil, pero, como todo lo bueno, merece un esfuerzo, ¿no?

6 comentarios:

Al Neri dijo...

Los mensajes de la Iglesia suelen ser distorsionados por la prensa y por muchos coletivos por puro interés.

alejops dijo...

Lo de Intereconomía es un poco de risa... Con muy buena intención, pero... Una vez más me pregunto cómo parecen (o son) ellos tan listos, tan astutos, y nosotros tan tontos, viendo cosas como ésta.

En cuanto a lo de las JSA, parece que aún no se han enterado de que lo que se consigue promocionando el preservativo es precisamente lo contrario a lo que se pretende: que disminuya la percepción de riesgo y que, por lo tanto, acabe habiendo más embarazos, y más abortos (asesinatos), por desgracia. Este es un efecto muy estudiado, también por ejemplo en temas como el tráfico.

Juan-Luis dijo...

Olé, fantástico post, suscribo punto por punto.. Enhorabuena!

Drywater dijo...

Desde luego es un tema complicado, y tus argumentos y explicaciones muy certeros. Todo lo que viene de la Iglesia cae bajo sospecha mucho antes de escucharse.
No se trata de tener razón o no. La Iglesia no admite el sexo como búsqueda de placer sino como perpetuación de la especie. Es lógico que no admitan el preservativo. Lo que contagia no es la ausencia de látex, sino el acto en sí. La Iglesia no tiene la culpa. Y hace bien en descentralizar el sexo de su dimensión lúdica, pues conlleva muchas más cosas.
En fin, que cuando se trata de criticar muchos lo hacen sin criterio ni reflexión.
Un saludo

Sus dijo...

Muchas gracias a los cuatro por comentar.

Drywater, no puedo evitar contestarte con la mayor velocidad posible, porque, ¿qué es eso de que "la Iglesia no admite el sexo como búsqueda de placer sino como perpetueción de la especie"? está claro que el sexualismo hedonista que deshumaniza es condenado por la Iglesia por ser contrario al verdadero amor, pero me parece un despropósito hacerse eco de la creencia de que en la Iglesia sólo admitimos el sexo "para criar". Nada más lejos de la realidad. La sexualidad tiene dos dimensiones: unitiva y procreativa. Está ordenada al bien de los esposos y a su amor mutuo, que suele ser fecundo. Pero no se pueden separar ambas dimensiones, ni restarles importancia. Sé que sobre esto se han enseñado cosas muy diversas a lo largo de la Historia, pero el actual magisterio y la antropología cristiana son claros en este respecto.
Creo muy necesario aclarar esto.

Una vez más, gracias a todos. Un saludo.

Aprendiz dijo...

Muy bueno tu comentario Sus, has aclarado muy bien algo que no tiene claro mucha gente.