miércoles, 29 de septiembre de 2010

Reflexiones huelgarias

Me da pena en lo que se ha convertido la huelga. Me apena el extremismo de unos, el pasotismo de otros y el cinismo de los de más allá. Realmente, una ya no sabe de quién fiarse... y lo peor es que parece que o estás con unos o estás con otros, o si no eres un indefinido que va al sol que más calienta, como la mayoría de nuestros políticos.
Se supone que llevábamos meses preguntándonos por qué nadie convocaba una huelga general, que el Gobierno se la estaba ganando, y ahora que se ha convocado parece que a todo el mundo le viene fatal. Los trabajadores que se oponen a la huelga porque los sindicatos han tardado demasiado en defender a quienes se supone que defienden, y que ahora lo hacen para lavar su imagen, creo que tienen bastantes razones para pensarlo. Los que más gracia me hacen, sin embargo, son los ideólogos comodones que se oponen a la huelga porque "es inoportuna", porque "las huelgas siempre se oponen a los avances", porque "va a disminuir el PIB" (os aseguro que este tipo de cosas se dijeron la semana pasada en 59 segundos)... qué gran vision empresarial la de estos tipos. Lástima que se necesiten personas para llevar a cabo lo que ellos defienden.
La Oposición y sus partidarios ha encontrado, de nuevo, una oportunidad para echar tierra, una de las cosas que mejor se les da.
¿Y los sindicatos? ¿Representan a todos los trabajadores unos señores que en sus reuniones gritan consignas con el puño en alto?  Es como cuando convoca algo el Sindicato de Estudiantes, y nos convoca a todos los estudiantes. Lo siento, pero no puedo acudir a algo organizado por unos tipos que, si pudieran, nos echarían a unos cuantos del Sistema Educativo por razón de creencias. No: el concepto "sindicato" cada vez tiene menos de representatividad y más de ideología. Por eso, no extraña que convoquen y tengan que valerse de cierta coacción para tener éxito en ello.
A lo largo de estos días, y especialmente hoy, he ido viendo cómo desde un lado y otro se criminalizaba a los sindicatos, a los piquetes, a los "esquiroles" que han ido a trabajar, a la derecha, a la izquierda, y a perico el de los palotes. A la hora de "actuar", pocos se paran a pensar las razones que llevan a unos y a otros a tomar una decisión u otra. Poco les ha importado a los piquetes que taponaban la entrada de camiones el que algunos llevaran mercancía perecedera que podía echarse a perder y salirle tremendamente cara a aquel trabajador al que decían defender.
Mi padre dice que si siempre se hubiera pensado que con una huelga no se conseguía nada, nunca se hubiera hecho ni conseguido nada. Pero claro, es un sindicalista de los de verdad, al que no se le cayeron los anillos para movilizarse por los jóvenes de su fábrica y sus condiciones laborales aunque él ya tenía su pre-jubilación asegurada. De esa gente a la que no le importa dar un día de su sueldo con tal de conseguir algo mejor para todos. Y, sin embargo, ha visto cómo muchos que no arriesgaban ese día de sueldo, al igual que ha pasado hoy, sin embargo arrimaban bien la mano cuando se conseguían las mejoras que se buscaban.
Cartel maniqueo que deja bien clarito
 quiénes son "los malos" y quiénes "los buenos".
Cuando yo iba al instituto, el concepto "huelga" se convirtió en un comodín y todas las semanas alguien quería ponerse en huelga por algo. Como ya éramos hijos del "todo vale", nos sabíamos con el poder, así que si no nos ponían calefacción, alguien decía: "hagamos una sentada". Una profesora nos dijo que la huelga era algo serio, que los adultos arriesgaban su sueldo y puesto de trabajo por reivindicar algo, y que no nos lo tomáramos a la ligera. Pero nosotros eramos menores, con un poder ilimitado para tomarnos a la ligera cualquier cosa. Ahora, bien al contrario, los trabajadores no se sienten con ningún poder. La fe en sus posibilidades para cambiar la realidad es muchas veces nula, y mucho más cuando hay que arriesgarse. Es mejor conformarse con tener el culo caliente antes de enfriarlo un momento para ver si alguien necesita el asiento. Y es mejor echarle la culpa a otros. Siempre la culpa la tienen otros. Ya lo han repetido hasta la saciedad los sindicatos: "la crisis que la paguen los que la provocaron". Y no niego que los bancos y los especuladores tienen gran parte de la culpa, pero no podemos tirar balones fuera. Si no aceptamos nuestra parte de responsabilidad, no nos daremos cuenta de nuestra posibilidad de solucionar las cosas. Estaremos siempre diciendo "la culpa la tienes tú", y con ello lavaremos nuestra conciencia y pospondremos hasta el hastío toda posibilidad de cambiar nuestra actitud. Y sin cambio de actitud, no habrá cambio de sociedad. Se podrán hacer leyes parche, huelgas parche, y discursos parche. Pero las ruedas de nuestra conciencia seguirán pinchadas.

3 comentarios:

Juanan dijo...

Según como yo lo veo, una huelga es una medida de presión desesperada, que se toma cuando no hay otro camino para hacerse escuchar, y los daños que la huelga causa son asumibles en comparación con la causa que se persigue. Y una huelga general se hace contra un gobierno en particular cuando la situación es verdaderamente insostenible.

Esta huelga no ha sido contra el gobierno, o al menos eso dicen los sindicatos mayoritarios, y no pretende resolver ninguna situación (sabemos que la política del gobierno no va a cambiar por esto).

Yo lo he visto como un día de paripé. Es una pena, un auténtico parche, y casi una caricatura de algo tan serio como es una huelga.

Emilia Silva dijo...

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Catherine

Roberto Gómez dijo...

Y sin soltar esta arenga el 29-S. Porque más de uno la necesitaba.
He sido convocado a tres huelgas en los últimos meses: de funcionarios, de Correos y la general.
Ni a una he ido.
Al hilo de tu intervención, considero (humilde opinión la mía), que por parte de los sindicatos (de CCOO soy yo), las reacciones ha sido tarde y faltas de seriedad. Han perdido la verdadera dimensión de tal manifestación. Una vez que esto ocurre, los trabajadores no ven "rentable" una pérdida de sueldo (en el mejor de los casos) en algo que recuerda más a regañina o pataleta.

Esperamos ansiosos tus entradas.

Un saludo.